viernes, 27 de agosto de 2010

Todas las cosas que se pueden hacer que no cuestan mucho dinero y no producen redito alguno.













Todas las cosas agradables que se pueden hacer que no cuestan mucho dinero y que no producen ninguna rentabilidad, pero que pueden ser útiles a tu persona y a tu entorno social. No todo lo que haces en la vida debe tener como unico objetivo ganar dinero o explotar la necesidad de los demàs.

Recorrer la ciudad a pie y mirar las minas que pasan o los tipos si sos una mina.


Coleccionar estampillas usadas, monedas, postales o paquetes de cigarrillos.


Escribir un diario con las cosas que te sucedieron o que hubieras querido que te sucedieran.


Bañarte en el río o darte una ducha en la casa de otra persona


Hacer el amor con tu mujer o con tu novia si tenés.


Entrar a la cancha a ver el final de un partido y sentarte en la tribuna.


Escribir un mail a cada uno de tus amigos para saber si se acuerdan de vos.


Hablar con las personas que tenés al lado aunque sea sordomuda o no sepa tu idioma.


Mirar televisión o escuchar la radio.


Leer un libro prestado o ver una película bajada de Internet


Ir a la biblioteca y estudiarte toda la historia del imperio romano.


Jugar a la pelota con los amigos del barrio.


Ir a un velorio sin que te hayan invitado y sin saber quien era el individuo fallecido.


Tomar mate en el patio y contemplar el atardecer o el amanecer si te levantaste temprano


Decirle piropos a las chicas que pasan por la vereda


Ir a pescar, si tenés una caña y si el río no te queda muy lejos


Enumerar todos los momentos felices de tu vida y todas las novias que tuviste y las que perdiste también.


Hacer el presupuesto para ver si llegas o no a fin de mes y si vas a poder comprarte el lavarropas.


Calcular la velocidad del viento en base al movimiento de las nubes y la presion atmosferica.


Criticar a los vecinos


Hablar de política o de fútbol con tu mujer.


Proyectar un viaje a las islas del caribe o al mediterraneo en un crucero de lujo.


Hacer pronósticos del tiempo o adivinar quien va a ganar el proximo campeonato. 


Esto no significa ser conformista sino disfrutar de lo que puedes hacer a costo cero, si sos un inconformista te podès dedicar a la politica para cambiar el mundo o a los negocios para hacerte rico si tenès suerte y saber engañar a otros.

La vida está llena de satisfacciones, no la desaproveches!


Lucas Molina

sábado, 14 de agosto de 2010

En la ciudad - Relato


En el noticiero mostraban a un tipo que había estafado a varios bancos en Barcelona pidiendo créditos con documentaciones falsas. Dicen que quería usar el dinero para hacer una revolución y cambiar el sistema definitivamente, sin bien nadie entendìa como...y el Papa que hablaba de paz y amor y clamaba por las victimas de la dictadura en un país casi desconocido del Asia oriental.
Un día de esos fue en bicicleta  hasta la fábrica a la hora de entrada. Se quedó lejos del portón de ingreso para ver su ex-compañeros que ingresaban al establecimiento como él lo había hecho por todos esos años.
Se había llevado un sándwich en el bolso y lo comió bajo un árbol en el parque frente a la estación. Estaba sentado, mirando el cordón gastado de sus zapatos y se recordó de la infancia, de los años de la escuela...Habían pasado como un tren a gran velocidad y él ahora estaba ahí, casi al final del  trayecto, cuando en realidad podría vivir mucho más, comenzar una nueva vida, hacer proyectos, viajar un poco...
Pero se sentía cansado, no tenía casi fuerzas, los años en la fabrica le habían robado todo, no tenía amigos y ni tampoco un futuro. Había sobrevivido por todos esos años a una rutina inútil que no le había dejado más que la pobre experiencia de vida que podía tener cualquier ser humano en una condición de obrero. Algunos conocidos y unos pocos euros en la cuenta bancaria. Un sentimiento de angustia lo invadió por completo. Se limpió la boca con una servilleta y lloró en silencio.

Fue en un día de agosto, cuando después de tomar el café con leche, comer las galletitas y ver que el gato había orinado en el sillón, comprendió que su vida no tenía sentido. Fue como un trueno que lo despertó de un letargo entupido y estéril.
- Ya no tengo nada que hacer, se dijo y salió a la calle para mover las piernas y tomar aire.
Compró el diario en la esquina y subió a un autobús cualquiera y después a otro para recorrer la ciudad sin ninguna meta, cosa que no pedía hacer cuando trabajaba.
Por un momento se sintió libre, de todo y de todos, hasta de si mismo. Se entretuvo mirando por la ventanilla la parte alta de los edificios, eran viejos y descascarados, impregnados por el humo de los autos.
“Nadie levanta la cabeza  y se fija un poco en lo que hay mas arriba, porque las veredas están siempre limpias y bien arregladas, las vidrieras llenas de productos y bien iluminadas".
Bajó en una esquina de un lugar en el que nunca antes había estado. Se sintió cansado. Caminó unas cuadras más, fumando y mirando la cara de la gente que cruzaba. Todos se parecían un poco en el fondo: jóvenes o ancianos de su misma raza, hombres y mujeres que se apretujaban o se chocaban unos con otros con la unica ambiciòn de sobrevivir y de estar lo mas còmodos posibles en una ciudad que resultaba cada vez màs chica para todos.
 - “Un día terminaran también ellos en la basura o en un hospicio”, se dijo. “Aunque se sientan seguros de si mismos y coman todos los días o miren el mundo desde la ventana como un televisor”.
Se subió a otro autobús para volver a su casa. Ahora ya no miraba por la ventanilla. Abrió el diario: paginas enteras de publicidad a todo color con promesas de placer y bienestar en medio a las noticias de terremotos o atentados terroristas. Un tipo al que todos sus vecinos tenían como una persona ejemplar había matado a toda la familia y se había suicidado con la misma arma, quizás por motivos económicos o problemas sentimentales.
En otra página se veía un jugador del Barcelona que levantaba los brazos agradeciendo al cielo por la victoria de la noche anterior y mas adelante una nota donde aparentemente alguien cuestionaba las reglas de la Formula uno y cual sería el destino de este grandioso deporte, si es que así se lo puede llamar.
Se fijó en los avisos de trabajo pero no encontró nada interesante para él, algunos tan absurdos como las mismas publicidades. Lo cerró con un gesto de hastío y lo dejó abandonado en el asiento de al lado. “Quizás a otro le sirva de algo”, pensó.
Bajó cerca de la plaza de su barrio y la cruzó pateando una latita. Se detuvo en una esquina a hablar con la florista que apenas conocía y a la que nunca había prestado mayor atención, a pesar de ser  todavía una mujer atractiva. Tenía lindos ojos y una sonrisa agradable que le recordaba alguien sin saber precisamente de quien se trataba.
Notó que tenia el seno voluminoso y que el rimel se le había corrido un poco en los labios. Hablaron del tiempo, de la crisis economía y de los pocos turistas en ese período del año, siendo que antes...
Almorzaron juntos en el restauran de la otra esquina. Pagó la cuenta con el poco dinero que le quedaba y después con una excusa la invitó a su casa. Tomaron un café en la cocina casi sin hablar y se fueron al dormitorio para estar más cómodos y escuchar algo de música.

Cuando ella se sacó el vestido, pudo ver que tenía estrías en el vientre y su cuerpo que le parecía estupendo bajo las ropas, se reveló una masa de carne blanca sin ninguna gracia.
 “Como un pez fuera del agua, se dijo”
Tenía los glúteos caídos y en las piernas se veía la celulitis de una mujer adulta. Notó que tenía un tatuaje extraño en la espalda, pero no se atrevió a preguntarle por qué se lo había hecho y si tenía algún significado especial para ella.
Encendió el ventilador del techo, se sacó las medias que le daban calor y se tirò en la cama a esperar que ella se desvistiera.
Apagaron la luz y se besaron por un par de minutos. Le costo muchísimo sacarle el slip y más aún el corpiño.
Ella se le tiraba encima y lo besaba constantemente: Se sentía sofocado y estaba transpirando un poco. Sintió una gotita de sudor que le corría por el cuello. Trató de acomodarse moviendo el cuerpo a un costado y estirando las piernas.
- “Quizás hace meses que no está con un hombre en la intimidad”, pensó - “se nota por sus  movimientos torpes y su ansiedad  incontrolable...”
Ella abría la boca y gemía cada tanto, el notó que tenía una muela recién arreglada y que le faltaba otra mas atrás.
Le decía frases sin sentido y hasta lo rasguñó en la espalda motivada por el éxtasis.
Ya no pudo concentrarse ni disfrutar de lo que estaba haciendo, a pesar que ella gemía y le decía: mi amor!... mi amor! y movía el vientre hacia adelante cada vez con más intensidad. El hacía lo mismo tratando de imitarla pero sin decir nada. No veía la hora de terminar con ese juego que le parecía una farsa inútil.
Cuando ella dejó de gemir y de moverse, pudo salirse y ponerse panza arriba mirando el techo.
Encendió un cigarrillo sin decirle nada. Entonces ella le contó de su madre que había muerto hace poco, que ahora estaba sola y no tenía a nadie... Después le habló de Freud y de los actos fallidos. Pero a él ya no le interesaba nada de eso.
Tuvo una rara sensación de hastío y de infelicidad al mismo tiempo.
- “Es solo un estado de ánimo”, reflexiono mientras apagaba el cigarrillo, aplastándolo en el cenicero como a un insecto venenoso.

Se levantó desnudo de la cama y fue hasta la cocina. Abrió la heladera y tomo el agua fría de la botella desesperadamente: tenía mucha sed y no se había dado cuenta hasta ese momento.
Después entró al baño y se echó una meada en la pileta. Vio que el jabón se había caído al piso y lo levantó con la mano derecha mientras con la otra se tenía el pantalón. Cuando se miró al espejo casi no se reconoció en el primer instante, después se fue acostumbrando de a poco a su cara que lo miraba con cierta complicidad, tenía la barba crecida y los pelos desordenados. Se pasó las manos por la cabeza para tratar de ordenarlos un poco y hizo una sonrisa enorme como un gesto de conmiseración, para fingirse feliz por un instante, en el cual se imaginaba una persona exitosa con una familia alrededor y un porvenir asegurado. Después se miró profundamente en los ojos, sintió que el otro trataba de decirle algo que él no alcanzaba a comprender, de sacarlo del encierro y mirar el mundo con un poco de optimismo, sino para que estaba en el mundo? Para convertirse en un peso y en una carga para los demás? Tenía que vivir, a toda costa y sin saber porque, meterse otra vez en movimiento a pesar de todo y hacer la fila de los que quieren un futuro feliz cueste lo que cueste.

Escuchó que ella lo llamaba desde la habitación para que vuelva y le llevara algo...que no alcanzó a comprender porque ahora su voz era muy baja y casi no la sentía.
Abrió la ventana y salió al bacón. Era un espléndido día de sol como tantos otros. Escucho las voces de unos chicos que jugaban allá abajo y una música que venía del departamento vecino.
Estiró el cuerpo y se asomó para mirar hacia la calle. Sintió un poco de vértigo y pensó que si alguien cayera de esa altura podría matarse, sin ninguna duda. Ya había visto una vez a un tipo que se tirò desde lo alto y a toda la gente amontonada alrededor que hacía comentarios y se preguntaban asombrados el motivo de esa decisión o si había sido solo un accidente, con toda la sangre en el suelo y la sirena de la ambulancia que los aturdía a todos. 
Después vio que le pusieron una sabana para cubrirlo, que cargaban el cuerpo en la camilla y la gente que comenzaba a irse de a poco a sus casas o a sus trabajos.
Levantó la cabeza y detuvo su mirada en una nube de color rojizo, que flotaba sobre su cabeza como un enorme pez volador. Tuvo la sensación que estirando un poco la mano podría alcanzarla, pero ya no era un niño para pensar en eso. Respiró profundamente. Después cerró la ventana y volvió a su cama sin pensar en nada.

Lucas Molina



Visita guiada al vaticano - Cuento de Lucas Molina




En la ciudad de Nueva Delhi las personas afectadas por el morbo de Parkinson asisten anualmente a una carrera de embolsados donde premian al ganador con unas vacaciones de diez días en las islas del Caribe.

Unos de mis primos, que adquirió esta enfermedad a causa del excesivo consumo de alcohol y cigarros cubanos, se inscribió a la competencia, y llegando en segundo lugar obtuvo un premio que consistía en una visita guiada al Vaticano, donde pudo ver desde la plaza al Papa en persona que sufría de su misma enfermedad, incomprensible hasta hoy en dìa por la ciencia, a pezar de todos los adelantos cientìficos que hubo después de la primera guerra mundial y de la propagacion en todo el planeta de las multinacionales farmaceuticas y las organizaciones humanitarias.

Alterado por el calor que azotaba la ciudad de Roma en el mes de agosto, con un tremendo dolor en el tobillo izquierdo y angustiado por el fracaso de su visita al Vaticano, mi primo se suicidó clavándose un destornillador en el tórax, que le produjo una hemorragia interna imposible de detener a pesar de todos los esfuerzos realizados por los médicos de turno del Hospital Gemelli di Roma.

Lucas Molina

jueves, 12 de agosto de 2010

Norman Briski: La estrategia de la intensidad















Es verdad que estoy escribiendo cada vez más. Era hora de sentar cabeza.
Me gusta, por degenerado, inaugurar géneros. Ahora, a mi edad, me le he animado a una novela: le puse el punto final en estos días. La idea es a ver si juego al arco, a ver si como arquero llego a Primera. Es un desafío creativo medio anarquista, si se quiere. Se titula Nagasaki de memoria. El personaje va a Nagasaki para recordar la bomba y ahí se da cuenta de que la memoria se convirtió en un evento. Hay un formato político protocolar que le ha quitado todo brillo a esa fecha. Y el protagonista se va, ayudado por una agrupación de taxistas, en medio de la conmemoración.
Hay tres obras mías en El Calibán: Las primas, Rebatibles y Cuentos para el Coco. Esta última la interpreta mi compañera, Eliana Wassermann. Fue publicado, con formato de libro, por una imprenta que es una fábrica recuperada, la Imprenta Patricios.
El arte es curativo, Juan Gris te calma de color.
Es al revés: son duros conmigo los estudiantes. A veces traen una enorme violencia: la falta de querer pensar, de querer despojarse, la falta de entusiasmo. La falta de compromiso con el resto de sus compañeros. Alguien te hace esperar dos horas para un ensayo, vos tenés que cagarlo a trompadas, les digo. Pero no soy para nada agresivo.
Actor es mi manera de ver el mundo. Actor es el que está sintiendo e interpretando lo que está pasando. Como director, soy actor. Como dramaturgo, soy actor.
Me enojo con los intelectuales como yo, que no soy, pero a la vez lo soy. Tengo más cabeza todos los días porque el cuerpo tiene menos tónica, menos ansias de subir a los árboles. Igual, tengo 72 años y no entiendo de dónde saco las pilas. A veces veo gente de teatro, de menos edad, más hechos bolsa, y digo qué pasó. Después, entiendo. Entiendo que trabajaron más para el capitalismo que yo. Y ésa puede ser una buena razón para envejecer antes.
El tema de “La Fiaca” era existencial. Hoy, en cambio, está la necesidad de trabajar.
Con Tato Pavlovsky nos conocimos como nadadores, a los 12 años. Antes que nada fue médico, después se hace psicoanalista, después se hace dramaturgo y después se hace actor. Estar al lado de él siempre es instructivo.
Estar en el exilio y que acá se me viera en el cine, en películas españolas, fue un gran regalo de la vida. Te da fuerzas. No aparecía en los carteles de promoción, pero estaba. Encima, tenía mis arrebatos. Le discutí a Carlos Saura, porque no era director de actores. Le dije que era más ingeniero que artista. El tipo me tomaba como si estuviera un poco loco por el destierro, pero yo se lo decía en serio.
Haber trabajado en el cine español se lo agradezco a Pepe Aguilar. Un jefe de fotografía que había sido el fotógrafo del Che. Un corajudo que vino de España a rescatar a su sobrina en la Embajada de Francia. La Argentina es muy ingrata a veces a la hora de hacer memoria. Con Pepe Aguilar seguro que es ingrata.
Volví porque acá no tengo que decir todo el tiempo lo que he sido. Es muy agrio eso. Acá se te entiende y eso me permite experimentar más, seguir aprendiendo.
Se “desalmó” todo. Que no sé si no será una ventaja: entender por fin que el alma no existe. Eso es bueno siempre y cuando dé pie a un materialismo humano, interesante, poético, para decir algo. Por ahora es sólo miedo.
Es cierto que he sido militante y soy militante en el sentido del término: si estoy en una lucha política, estoy en todas las formas que se puede dar esa lucha política. Pero ahora estoy hecho un barón rampante. Cuando bajo del árbol no veo a nadie. Intenté con Luis Zamora, que era salir del peronismo, que a mí me parecía como dejar de ser judío.
Si pinta la austeridad, el despojo, y vamos todos para allá, ningún problema. Ahora, si yo me desnudo y el otro no; entonces, no. Boludo, no.
Mi teatro no es rentable. De las clases vivo, pero con las obras, y han sido unas cuantas, no gano nada. Ojo que tampoco pierdo. Es justo. A mí me parece que la riqueza es no creerse: ni el teatro lleno, ni el teatro vacío.
Mi mujer es más joven, y esa situación no la cambio por nada. Para neurótico, aquí está el campeón nacional. La gente más joven tiene su entusiasmo genuino.
La estética de las intensidades es lo que buscamos.



11/08/10 - 00:56
Hay tres obras suyas en cartelera. Y se le animó a la novela.  
Por CAMILO SÁNCHEZ